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¿Qué harán en el día del castigo y de la devastación que vendrá de lejos? ¿A quién huirán a pedir auxilio, y dónde dejarán su gloria? No queda más que agacharse entre los prisioneros y caer entre los muertos. A pesar de todo esto, no ha cesado su furor, y su mano todavía está extendida.

Asiria: objeto de la ira divina

“¡Ay de Asiria, la vara de mi ira! Pues en su mano está puesto el garrote de mi furor.

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